(foto de PinkMoose descargada de Flickr)Existe un artículo de Raymond Carver en el que va desgranando los pilares básicos para un escritor digno. Lo he leído decenas de veces. Cada vez que empiezo de nuevo a escribir un relato.
Esos pilares no se diferencian mucho de las normas que mantienen autores como John Gardner (profesor de Carver) Paul Auster o Haruki Murakami (este último fue traductor de Carver al japonés).
El esfuerzo, la constancia, el trabajo...Carver decía en ese artículo que no conocía a ningún escritor sin talento y con ello daba menor importancia a esta característica. Lo importante era conocer el oficio y trabajar en él de forma honesta.
Leo en Público una especie de artículo largo, sobre la pasión de Murakami por correr maratones (que en realidad es promoción encubierta de un libro escrito por él llamado "De qué hablo cuando hablo de correr") . El escritor japonés vive la maratón de forma paralela a la literatura. Esfuerzo, sacrificio, constancia físicos para mantenerse activo literariamente hablando.
Lo resume en una frase "sólo soy un escritor que, consciente de sus limitaciones, intenta prolongar un poco más, aunque sólo sea un poco, sus habilidades y su vitalidad."
Para muchos hablar de limitaciones es puro negativismo, en una época en la que hay que ser estúpidamente optimista a todas horas. Murakami no es pesimista, es realista. Desde ese conocimiento de sus limitaciones se pone manos a la obra porque piensa que la única forma que tiene de conseguir "escribir durante un periodo prolongado novelas dignas de tenerse en cuenta" es trabajar en ello más que nadie...y aún así no es seguro que lo consiga.
Se levanta a las cuatro de la mañana para escribir, se obliga todos los días, porque sabe que la buena escritura no sale sólo del sentimiento de que todo va a salir bien, sino desde el temor de que nada saldrá bien si lo apuesta sólo a su talento.
